El 7 de Junio de 1494 fue el día en que nos repartimos el mundo. Dos naciones, insignificantes en cuanto a tamaño si los comparamos con el del planeta y en cuanto a población si las comparamos con el resto de los humanos, trazan una raya en un mapa medio en blanco y con sublime desparpajo dicen “esto pa tí y esto “pa mí”. Esta sinvergonzanada ha pasado a la Historia como el Tratado de Tordesillas.
Antecedentes. Por el Tratado de Alcáçovas Castilla y Portugal ya se habían repartido las costas de África, descubiertas y por descubrir. Los que estuvieron espabilados fueron los portugueses: las Canarias para España y todo lo demás para Portugal. En ese momento los Reyes Católicos no tenían el cuerpo para filigranas: acababan de terminar con una guerra civil y contra Portugal con motivo de la descarada usurpación del trono que doña Isabel había realizado contra su sobrina doña Juana, hija del fallecido Enrique IV. Agobiados estaban con meter en cintura a la levantisca nobleza y ya habían puesto sus peligrosos ojos (en el sentido político-militar) en lo que quedaba de Al Ándalus: el Reino de Granada. Así que se tragaron el tratado y se la guardaron a nuestros vecinos portugueses.
12 de Octubre de 1.492. Un aventurero de oscuros orígenes, con tres barcuchos andaluces, una tripulación de maleantes y cuatro perras gordas de las arcas castellanas descubre América navegando hacia el oeste de las Islas Canarias. Inmediatamente los reyes de los dos países en liza exclaman a todo pulmón: “!!Mío!!” Tendrá que ser el mismísimo Dios, hablando por boca de su representante en la tierra, el Papa (bula Inter Caetera), quien decida el conflicto: una raya en mitad de ningún sitio en el Atlántico y lo del Oeste para Castilla y lo del Este para Portugal. Es decir, del continente recién descubierto los portugueses no pillaban (de pillaje, en sentido literal) absolutamente nada. ¿Tuvo algo que ver que el papa en ese momento fuese Alejandro VI, español valenciano, corrupto, sobornable, inmoral -hablo de hace siglo ¿eh?- y colega de Fernando el Católico en cuanto a saquear las tierras italianas? Pues vete tú a saber porque los designios de Dios son inescrutables.
Desde esa postura de fuerza, Fernando, zorro político donde los hubo, propone al rey portugués Juan II un pacto algo más generoso. Así, se reúnen los delegados políticos de ambos reinos y sus asesores científicos en Tordesillas. Desplazan la rayita famosa hasta las islas de Cabo Verde de forma que Portugal tenga acceso a las costas de Brasil; ya se encargarían ellos de ir ocupando más tierras un poquito por aquí y otro por allá hasta ocupar todo el centro de Sudamérica. A cambio nosotros les robamos Filipinas, que no nos correspondían. Y así quedó la cosa: medio mundo para Castilla y la otra mitad para los lusos.
Cuentan algunos historiadores que el de Tordesillas fue el primer tratado moderno de la Historia por no ser producto de guerra sino de diplomacia, hecho no por reyes sino por políticos delegados y con asistencia de técnicos científicos. Estoy de acuerdo en parte; fue el primer tratado moderno, pero no por las razones aducidas. Lo fue por el descaro de repartirse tierras y riquezas ajenas, con el único objeto de una explotación descarada, sin tener en cuenta para nada los pueblos y las gentes propietarios auténticos de esos territorios y sus beneficios, firmado desde el único derecho que daba la fuerza militar de ambas potencias europeas. Dicho de otro modo: el Tratado de Tordesillas es el pistoletazo de salida del imperialismo más crudo ejercido durante siglos por los europeos y actualmente por aventajados alumnos instalados en otros continentes. Y eso que aún no se necesitaba el petróleo para nada.
Fotos: las Casas del Tratado (Tordesillas), el documento y el mapa del tratado (copias).
Para ver más fotos de Tordesillas éste es el enlace del álbum de Picasa:
No hay comentarios:
Publicar un comentario