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22 de febrero de 2012

QUÉ VERGÜENZA... PROPIA



Son chiquillos de instituto, como mis alumnos, como mis hijos. Son niños a los que hemos criado en un bienestar inimaginable hace cincuenta años, cuando mis padres y los de mis amigos hacían lo que podían para sacarnos adelante.

Son muchachos y muchachas a los que no les ha faltado de nada superprotegidos por unos padres que, equivocados o no, les han ocultado no ya la miseria, sino la simple necesidad. Han estado bajo el paraguas social de los estudios gratuítos, las becas, la sanidad volcada sobre ellos desde el mismo día de su concepción: desde la ecografía a la amniocentesis, desde el calendario de vacunas que han hecho desaparecer enfermedades hoy inimaginables, hasta el aparato dental que les dé una sonrisa luminosa.

Son estudiantes que han viajado por España y, la mayoría, por otros países más o menos lejanos, que no les ha faltado el ordenador en casa para sus relaciones y apoyo en el estudio; que hasta la mochila para sus textos es de diseño.

Son criaturas mimadas.

Y esos chavales son los que hacen que se nos caiga la cara de vergüenza. Cuando la solución de la crisis económica global, provocada no por los trabajadores precisamente, nos la hacen pasar por machacar al asalariado, por hacernos perder derechos en el trabajo conseguidos con mucho sacrificio a lo largo de décadas, cuando estamos viendo cómo se desmontan los pilares del bien público y colectivo, nosotros, los adultos, no hemos hecho nada. Nada en absoluto. Es más, hemos votado mayoritariamente a quienes representan los intereses de los plutócratas causantes del vendaval económico. Con nuestro voto hemos puesto en la poltrona a gentes impresentables, directivos que fueron de empresas punteras en la gran estafa mundial. Y después de dar un voto traidor a nuestros propios intereses, nos hemos encerrado en casa, con el susto en el cuerpo, a rumiar lo mal que están las cosas.

Mientras, esos chavales, que no tienen ni edad de votar, se echan a la calle a pedir lo básico: calefacción en sus aulas y que no les desmonten un sistema de educación digno. Se enfrentan a “robocops” que pesan el doble que ellos y que les están dando la respuesta social que nosotros hemos apoyado con nuestro sufragio: el porrazo, el golpe, la clásica hostia castellana. Les estamos enseñando que lo que pueden esperar en sus vidas cuando defiendan sus derechos es la violencia animal,  pura y dura.

No miremos hacia otro lado. El robocop es un mandao; y el político que le da las órdenes también: obedece al mandato recibido por nosotros, los padres de esos chicos golpeados en la calle, que a la hora de depositar la papeleta sabíamos bien, muy bien, a favor de quién y de qué ideología lo hacíamos. No aleguemos ignorancia.

Ellos, los niños de instituto, en la calle; jugándosela. Nosotros enrocados en el silencio victimario de los corderos. Y si alguien me los acusa de irresponsables le tendré que dar la razón: los adolescentes son irresponsables de esta situación. Los responsables de tamaño sinsentido somos nosotros, los que tenemos la obligación de protegerles a ellos y a su futuro.

5 comentarios:

Claudia Baelo dijo...

Hola ,muy cierto. Una sociedad que no cuida de los niños, de sus jóvenes no tiene futuro.Hay que pedir responsabilidades políticas de estos aberrantes hechos, pero también jurídicas, hay delitos que deben ser juzgados.Las fuerzas de seguridad están bajo el mando político y no hay más.Aquí en este país nadie dimite, es algo que yo no comprendo. Las imágenes han dado la vuelta al mundo, La CNN, Le Monde...después querrá algún bobo de turno vender marca de España.
No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza, han visto en esos jóvenes al enemigo, y yo tan sólo veo coletas,libros,apuntes y salir de ese letargo que un día le impusimos por el consumismo.Mi apoyo incondicional a estos estudiantes y mi mayor repulsa por estos actos. Saludos!!!

Carlos dijo...

?Y por que antes de pedir responsabilidades a los políticos, que también, no comenzamos a pedirnoslas a nosotros mismos?.
?Por que no empezamos a corresponsabilizarnos de los actos, de esos a los que hemos entregado el mayor poder, casi un cheque en blanco, que ningún partido político ha tenido en nuestra joven y azarosa democracia?
?No acusabamos de abulicos a los chavales, no hace nada? Ahora resultara que los que padecemos abulia somos los adultos. Precisamente los que luchamos por el estado del bienestar, que estos golfos de la gaviota se cargaran en unos meses.
Como decía uno de sus prohombres: "manda güevos! "

Antonio dijo...

Carlos: ¿Les hemos entregado el poder o ha sido por culpa de las políticas de los que estaban gobernando con anterioridad?
No es normal que un partido que se dice de izquierdas se alinee con el banquero y no con el que le van a quitar el piso. No es normal que se haya mirado para otro lado cuando el fraude en España no es propio de una democracia. Tampoco es normal favorecer a las eléctricas y que nos suban un 30% el recibo de la luz en muy poco tiempo. Tampoco fue normal subir el IVA un impuesto que grava por igual a ricos y pobres. Tampoco es aceptable el asunto de los ERE falsos en Andalucía. Y por supuesto, lo que ha sucedido en la Junta de Andalucía con la ley de la reordenación, que no es otra cosa que la ley de cómo dar un trabajo estable sin opositar, saltándose la Carta Magna... a miles de personas.
En fin, ahora de pronto se dan golpes de pecho, pero los culpables no hay que buscarlos muy lejos porque han sido ellos mismos.
Sinceramente, creo que el PSOE ha dado mucho poder a personas que no son socialistas ni de lejos. Por cierto, hay que predicar con el ejemplo: no es posible defender la escuela pública y al mismo tiempo enviar a una High School a los nenes, que somos pobres pero no tontos.
Luego, el papel jugado por el sindicalismo ha favorecido el retroceso en derechos en veinte años: el dame pan y dime tonto...
Qué aprendan de una vez que los votantes de izquierdas no toleran siempre esas contradicciones, al contrario, por cierto, que los votantes de derechas que suelen tener más tragaderas.

Carlos dijo...

Pues que quieres que te diga... Tienes mucha razón en todo cuanto dices.
?Pero es solución quedarnos en casa castigando a los que nos defraudaron? Quizás nos causamos mas daño a nosotros mismos, ya que los "otros" siempre votaran en masa.
Lo que yo pretendía decir sobre nuestra responsabilidad, antes y ahora, es que en este país todos estábamos muy satisfechos con nuestra artificial prosperidad.
Los movimientos ciudadanos subvencionados a tope por los Ayuntamientos, viviendo la vida loca. El albañil enriquecido de la noche a la mañana era constructor y rotulaba su furgoneta con letreros estilo, "GRUPO PEREZ Y GOMEZ". Los jóvenes abandonando las aulas cegados por el dinero fácil del ladrillo o los servicios. Por cierto, lo de enviar a los nenes a la privada, por cierto subvencionada por todos, era y es una aspiracion de cualquier hijo de vecino. Lo publico siempre ha estado muy mal visto aqui, es sintoma de pobreton. No es patrimonio solo de politicos.
Así que es muy fácil decir que toda la culpa la tienen el PSOE, los sindicatos y Rita La Cantaora, que si, la tienen.
? Y nosotros para cuando? Porque algo habremos tenido que ver en todo esto, no?

Antonio dijo...

Creo que la fidelidad o simpatía de los ciudadanos hacia aquellos que dicen una cosa en campaña y hacen otra bien distinta cuando gobiernan, ha de tener un límite.
Es cierto que los que ahora dejaron el poder no son culpables de la crisis mundial pero si son culpables de no poner límites a la especulación financiera y de no perseguir el escandaloso fraude que tenemos en España. Fraudes pequeños y grandes, tenemos de todos los colores.
Hasta que no solucionemos esos dos problemas, no tendremos arreglo como país. Y fíjese que no entro en la corrupción porque creo que está en la misma raíz del problema.
Por cierto, no es que tenga nada en particular contra los sindicatos pero no creo que hayan cumplido el papel constitucional que tienen. Y le digo que tengo motivos para ir contra ellos porque mi familia sufrió el fraude de la constructora PSV y de la financiera IGS de la Unión General de Trabajadores. Bueno, eso ocurrió hace mucho tiempo y eso está olvidado... Pero es un ejemplo de a lo que no deben dedicarse los sindicatos. Pero oiga, siguen y encima no se dan por aludidos... no los entiendo.
A pesar de todo, sigo soñando con una socialdemocracia real.