Leí
el otro día una anécdota de Michel Faraday que me hizo gracia
porque ilustra a la perfección la ignorancia supina que de casi todo
tienen muchos de los hombres y mujeres que se dedican a la política, que suele
quedar en vengonzoso manifiesto en cuanto se salen de su vacua
verborrea y se enfrentan a la realidad del trabajo de los hombres de
ciencias, letras, educación y demás saberes, verdaderos arcanos
para los próceres de la cosa pública.
Para
los que tenemos nuestros conocimientos científicos un tanto
oxidados, recuerdo que Faraday (1791-1867) fue el científico
británico verdadero fundador de la electroquímica y el
electromagnetismo, cuyas aplicaciones prácticas fueron nada menos
que los generadoress y los motores eléctricos sin cuya existencia el
mundo de hoy sería muy otro.
LordWilliam Gladstone (1809-1898), a su vez, fue el Primer Ministro
británico que modernizó las estructuras internas de Gran Bretaña y
amplió el imperio británico con la conquista de Egipto y Sudán, asegurando de esa forma la ruta a sus territorios de la India.
Cuenta
la anécdota que un día de la primavera de 1855 Michael Faraday
daba una conferencia pública en la que mostraba sus pioneros
experimentos sobre la electricidad y el magnetismo. Entre la
audiencia se encontraba William Gladstone, entonces Ministro de
Hacienda y futuro Primer Ministro. Gladstone se levantó y le espetó
al investigador: “todo
esto es muy bonito, ¿pero alguna vez le encontraremos una aplicación
práctica?”,
a lo que Faraday respondió: “no
se preocupe, algún día el gobierno cobrará impuestos sobre esto”.
Fotos: Michel Faraday y William Gladstone.
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