Select a language

24 de mayo de 2012

ALMENARA DE TORMES


Si alguna vez viajaren ustedes por la Armuña, tierra salmantina famosa por sus riquísimas lentejas, no olviden parar en un pueblecito llamado Almenara de Tormes.

Como indica su toponímico, se encuentra asentado en la vega de tan literario río, que en este corriente mes de mayo es de un verdor explosivo; los trigos aún verdes, la enormes plantaciones de chopos, los frutales y terrenos de huerta… todo ello contribuye a una esplendorosa primavera que, si bien corta, no deja de ser de una belleza excepcional. Lo que no supe distinguir fueron los sembrados de lentejas; en eso me tengo que documentar mejor.

Bien; pues Almenara es una aldeíta, más que pueblo. Encaramada en un cabezo que debió de ser defensivo en su momento, tiene una de esas pequeñas iglesias románicas de la que tántas veces hemos hablado y seguiremos hablando.

Su espadaña preside la vida del pueblo y da cobijo a las ubicuas cigüeñas de los campos castellanos y leoneses. Bajo ella encontramos el edificio, de una sola nave.
Tiene dos preciosas portadas orientadas a norte y sur. De las del norte, con atrio, no les puedo decir nada: el atrio está cerrado con una horrorosa verja de rombos metálicos cruzados que le dan talmente el aspecto de un gallinero. Una lástima y una barbaridad estética, aunque sus razones habrá de vandalismo u otras peores para que se haya tomado tan nefasta solución protectora.

La del sur, aunque también padece de una fea tejavana protectora de lluvias y otras inclemencias, es una preciosidad. Es un precioso arco de medio punto con jambas y arquivoltas sencillamente decoradas.




En los capiteles de las jambas la decoración es vegetal, salvo una curiosísima figura femenina, con tocado de mujer noble del siglo XII o así, (no estoy muy al tanto de las modas), que sostiene en sus manos algún tipo de recipiente, creo.

 





Sobre la puerta, un friso de cabecitas humanas remata el sencillo pórtico.

A levante, una  cabecera semicircular  cierra la fábrica de la iglesia; está adornada con canecillos en su parte superior y con franjas de dibujos geométricos y algún animalito sacado de algún bestiario, en franjas horizontales.

También me llamó la atención el relieve de una cabeza humana que destaca de la superficie de la dorada piedra con que se construyó la iglesia perfectamente restaurada no hace mucho.

Sencilla y bella. Hice algunas fotos y seguí camino. Quería seguir disfrutando de la vista de los trigales.
--------------------------
Nota.  Después de publicado el post me escribe nuestra colaboradora Laura Mínguez y nos aporta la siguiente idea sobre la figura femenina del capitel:  "La señora a la moda castellana bien podría ser (sugiero) una donante de reliquias, costumbre antigua muy apreciada por la Iglesia que satisfacían las damas de la alta sociedad"

Fotos del autor. Para verlas en grande (recomendado) basta con "pinchar" en cualquiera de ellas


No hay comentarios: