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26 de diciembre de 2011

DEL NACIMIENTO DE CRISTO Y EL FIN DEL MUNDO



Anda por ahí flotando el temor, explotado por apocalípticas películas del inevitable Hollywood,  de que según el calendario maya, el año 2012 es el último que verán nuestros ojos. Estamos ante no me acuerdo si la cuarta o la quinta destrucción del mundo que conocemos según la religión de la simpática cultura mesoamericana.

El problema radica en si realmente vamos a entrar en el 2012 o si nuestro calendario está garrafalmente equivocado. Así como suena. Todos sabemos (casi todos) que el almanaque que utilizamos se basa en la fecha del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo o del Niño Jesús si queremos ponernos más acordes con las fechas navideñas que venimos padeciendo. ¿Y en qué año nació? Pues en el 1, por definición y desde entonces han pasado 2011 casi completos. Al menos así lo estableció un humilde monje llamado Dionisio el Exiguo por encargo del Papa Juan I a quien no le gustaba contar los años desde el reinado del emperador Diocleciano, no demasiado amable con los cristianos, tal y como se venía haciendo hasta el momento. Esto ocurrió en el siglo VI de nuestra Era.

Así que nuestro buen monje el Exiguo (¿sería por pequeñito que le pusieron el mote en el convento?) tomó como base de sus estudios la fecha de la fundación de Roma,  hizo sus cálculos con el reinado del emperador Augusto, el mandamás cuando nació el Niño, y llegó a la conclusión de que el glorioso hecho tuvo lugar en el 753 “ab urbe condita”  (desde la fundación de la ciudad). Ese sería el año 1. Y el primer error del chiquitillo monje. Ese tendría que haber sido el año cero, con lo que ahora entraríamos en el 2013. Pero los romanos no conocían el guarismo cero. Faltaban algunos siglos para que lo descubriesen los matemáticos musulmanes. Por eso pasamos del 1 a. de C al 1 d. de C y montamos un pollo equivocado cuando celebramos el cambio de milenio en el año 2000 que lo teníamos que haber hecho en el 2001. Pero cualquiera se lo decía a la peña con las ganas que tenía ésta de pillar una papa milenaria.

El segundo gran error es el del Censo de Augusto. José y María tuvieron que ir de Nazareth a Belén para inscribirse en el censo que había ordenado Augusto y, en su nombre el gobernador Quirino de Siria, provincia a la que pertenecía Palestina. Eso nos cuenta el Evangelio. Pero la Historia nos dice que, de los cuatro censos que realizó Augusto en su Imperio, el más cercano a las fechas del nacimiento del Niño tuvo lugar el año 8 antes de Cristo según nuestro calendario. Ocho años antes del establecido por nuestro monjín.

Hay más. También nos cuenta el Evangelio que el rey Herodes de Palestina (un rey de Comunidad Autónoma dependiente de Roma, que diríamos hoy) asustado por el cotilleo que le contaron los Magos de que en Belén…. Bueno, no sigo porque de los Santos Inocentes quiero hablar otro día. El caso es que José coge a María y al Niño, me los monta en un burro y se los lleva a Egipto (¡vaya viajecito!).  Allí  se establece y no regresa a Nazareth hasta que muere Herodes. Pero es que Herodes murió en el año 4 antes de Cristo según nos cuenta el historiador judeo-romano Flavio Josefo, el que vivió en fechas más próximas a los hechos relatados.

De manera que Cristo tuvo que nacer no antes del año 8 (censo de Augusto) y no después del 4 (muerte de Herodes) ambos antes de Cristo -difícil nacer antes que uno mismo pero más complicado estuvo hacerlo de un virgen y lo hizo- Y sumemos un añito más por lo del año cero. Así que, aunque soy de letras, mis cálculos me dicen que vamos a entrar  en un año comprendido entre el 2017 y el 2021 después del auténtico nacimiento de Nuestro Señor.

Queden pues tranquilos los que anden asustadillos por el fin de los días del calendario maya; no se les ocurra vender bienes y abandonar esposa o esposo y niños para regalarse una delirante juerga final antes del Armagedón. Éste tenía que haber ocurrido hace ya unos añitos y yo la verdad es que no lo recuerdo.


Foto: Virgen de los pañales, Catedral de Jaén. Realizada por el autor

3 comentarios:

José Luis Rodríguez dijo...

Puestos a elegir una fecha arbitraria para empezar a contar los añitos, prefiero hacerme judío y saberme en el año 5767 que son los que han transcurrido EXACTAMENTE desde que Dios (bueno, Yahvé o Jeová o como se diga en yiddish)creó al hombre (o sea, Adán).
¿No os encanta tanta precisión?

Daniel García-Parra dijo...

¿Qué día?

Carlos dijo...

Coño, esta clarisímo ! El 01/01/0000. Elemental