“Soria, ni te la imaginas”. Esta frase publicitaria me parece absolutamente afortunada. Yo conocía Soria como camino de ir de una parte a otra. Nunca había recalado en ella con la tranquilidad del visitante. Y ni me la imaginaba. Han sido una sorpresa esos paisajes en que alterna el páramo con el bosque, los otoñales rastrojos con los encendidos colores de las orillas de sus ríos, el aspecto medieval de sus cuidadísimos pueblos… y el Románico. Es inmensa la riqueza de la arquitectura románica que alberga tanto Soria capital como el resto de la provincia. Me fue imposible verlo todo en los pocos días de mi periplo, pero sí disfruté de lo suficiente como para saber que tengo que volver para intentar borrar el estigma de mi ignorancia.
Algunas fotos hice que no salieron mal del todo. Este el enlace para compartirlas con ustedes .
1 comentario:
Yo siempre vuelvo a Soria,es una alhaja la ciudad y su provincia.
Recomiendo un pueblo de tantos que es curioso visitar, se llama Rello.Un saludo!
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