Select a language

8 de octubre de 2011

ANÍBAL Y LAS CAMISETAS VERDES

Leo por esas prensas de Dios que el principal problema de la enseñanza pública en Madrid no es el recorte de gastos ni el despido de profesores con sus  consecuencias: aulas abarrotadas, enseñantes de matemáticas dando plástica, falta de atención a la diversidad o al alumnado con dificultades, imposibilidad de atender a actividades complementarias o extraescolares, etc… No, nada de eso. El principal problema -Aguirre dixit- es el tremendo negociazo que las asociaciones de apoyo al profesorado están haciendo con la venta de camisetas verdes, símbolo externo de la protesta: que si les cuestan tres euros y las venden a cinco, que si no pagan IVA, que si … ¿Se ríen ustedes? Pues a mí me hace poquita gracia. Indudablemente es una maniobra de despiste, pero cuando están bien realizadas, pueden ser muy peligrosas y, si no, aprendamos,  como siempre, de la Historia.

Andaba Aníbal invadiendo Italia y poniendo las peras al cuarto a los romanos cuando un desgraciado día, por culpa de unos guías patosos y poco profesionales (como tántos que por ahí pululan) se encuentra con su ejército encajonado en un estrecho valle dominado por altos cerros a ambos lados. En las cumbres, el ejército romano comandado por Quinto Fabio Máximo les acecha dominando el terreno y, dada la angostura del espacio, los hombres de Aníbal no pueden maniobrar. Se habían metido ellos solitos en una encerrona mortal. Me sería muy fácil comparar esta situación con el charco en el que está chapoteando la Aguirre con la educación, pero se lo dejo a su propia imaginación.

Pero lo que no se puede negar a Aníbal es que era hombre de recursos (no voy a decir de gran visión porque sonaría a cachondeíto dado que era tuerto la criatura). Ordena que reúnan todos los bueyes, cabras y bichos con cuernos que acompañaban al ejército. Recordemos que en esa época, si querías comer carne fresca te la tenías que llevar contigo andando  como la cabra de la legión,  dada la inexistencia de enlatados, frigoríficos o servicios de catering con que cuentan ahora nuestros ejércitos. Pero me estoy desviando del tema. Repito, hace reunir todos los bichos cornúpetas, manda atar haces de paja inflamable en sus cuernos y, caída la noche, los prende fuego. Los animalitos, presas de pánico, huyen en estampida laderas arriba y los romanos, supersticiosos ellos, piensan que se les vienen encima todos los diablos de los infiernos y salen corriendo diciendo calligae (sandalias del ejército) para qué os quiero.

De esa manera Aníbal tranformó una segura derrota, masacre incluída, en una brillante -flamígera se puede decir- victoria. ¿Cómo? Pues con una maniobra de distracción. Cambiemos los ígneos cuernos por supuestos chanchullos sobre verdes camisetas y supersticiosos romanos por despistados profes poco duchos en lides políticoguerreras y podemos temernos el ver a esa nueva Agustina de Aragón de rubio pelucón y finos labios  arrasando con la enseñanza pública en beneficio de píos colegios religiosos donde se enseñan los inmensos beneficios de hacerlo sin condón. VALE.

2 comentarios:

José Luis dijo...

Y siguiendo con el símil, dado que los culpables de todo son los socialistas, los sindicalistas, los del 15-M y los de la ceja..."Cartago delenda esse" Y se saldrá con la suya.

Anónimo dijo...

Esta que se denomina así misma Tea Party puede que gane pero ¿qué?,si perdemos todos con sus planteamientos.Más quisiera ella tener la estrategia de un Anibal,esta rezuma las conocidas mañas,tretas que utilizó Aznar.Es tan parecida que ya sabemos de antemano cómo acabara.¿Cuándo? no sé,pero ocurrirá.
Saludos,Claudia