Select a language

21 de noviembre de 2012

LA CATEDRAL DE LEÓN (II). ESPACIO DE LUZ

La construcción gótica, concentrando los esfuerzos en los puntos de apoyo de los arcos de crucería, dejaba las paredes libres de carga y como simples tabiques de cerramiento. Esto tenía que inducir a perforarlas con ventanales cada vez mayores. Así, el recinto sagrado se anima con una atmósfera refulgente. La policromía translúcida del vitral gótico transforma la iglesia en la Jerusalén Celestial.


Pero no sólo eso. Las vidrieras sustituyen a la pintura mural en su labor docente e ideológica.  En un catecismo antiguo de la diócesis francesa de Tréguier se encuentra la siguiente pregunta: “Qué debo hacer al entrar en la iglesia?” La respuesta es: “Toma agua bendita, adora al sacramento y marcha alrededor de la nave contemplando las imágenes de las vidrieras!”

La técnica de la vidriera la conocemos sobradamente. Con pequeños cristales coloreados con distintos minerales, unidos entre sí por delgadas líneas de plomo, se crean las figuras que deseemos. Pueden ser figuras humanas que nos cuentan un capítulo del Nuevo o del Antiguo Testamento, personajes, santos, reyes o preciosas taraceas vegetales que mucho tienen que ver con el arte islámico. No en vano se cree que la vidriera tiene su origen en el oriente musulmán.

En el gótico temprano se utilizan colores primarios, fundamentalmente el azul rojo y verde. Para crear los colores intermedios se aplica la técnica de acoplar unos junto a otros colores complementarios de forma que sea nuestra propia percepción la que mezcle dichos colores. Posteriormente, a partir del siglo XIV, se irán desarrollando nuevas técnicas para el cristal, con mayor complejidad de colorido al tiempo que los paneles de vidrio se harán cada vez mayores y, por tanto, más luminosos.

La catedral de León, junto con Chartres y la Sainte Chapelle de París, es la que tiene mayor superficie de vidrieras en su construcción: 1764 metros cuadrados en total, repartidos en 134 ventanales y tres grandes rosetones. Es esto lo que le da esa atmósfera de irreal luminosidad, de espacio celeste que ninguna otra iglesia española logra igualar.

La estructura de su temática encierra todo un tratado de simbología del pensamiento medieval. Los ventanales altos o claristorio, representan la esfera espiritual y religiosa con escenas bíblicas de ambos Testamentos. Los ventanales medios o triforios representan el siguiente nivel social e ideológico: la realeza y el estamento nobiliario, con representaciones de personajes y escudos. Finalmente, en el piso más bajo, escenas cotidianas de los “pecheros”, las clases trabajadoras que mantienen la sociedad medieval , junto preciosistas dibujos vegetales en representación de la tierra.

Esta simbología llega incluso más allá. En el testero norte, donde incide mucho menos la luz del sol, las escenas corresponden al Antiguo Testamento, cuando la humanidad aún no había recibido la luz de Cristo. Son las vidrieras de la fachada sur, mucho más luminosas, las que nos cuentan la buena nueva del Evangelio cristiano y de la Iglesia Triunfante.

Muchos siglos y muchas vicisitudes han pasado por los vitrales de la catedral legionense. Algunas fueron tapiadas por los problemas estructurales del edificio a los que nos referíamos en el artículo anterior. Fueron los ventanales del triforio y un rosetón los que sufrieron esta transformación de luz en piedra. También dejó su marca de desastre el terremoto de Lisboa de 1755. En el siglo XIX, durante las restauraciones del edificio, se volvieron a fabricar vidrieras neogóticas que fueron instaladas allí donde los vanos habían sido tapiados. Su perfección técnica fue tal que hoy es difícil distinguir estos vitrales de los originales del siglo XIII y XIV.

Hoy, ahora, en estos momentos, se están volviendo a limpiar y restaurar. Para el viajero curioso, hay un programa que permite subir a la altura de los ventanales y observar los trabajos que se están realizando. Mientras podamos realizar el viaje, o para los que quieran recordar lo ya visto,  les dejo algunas imágenes. Pobre remedo son de la impresión que a nuestros sentidos produce ese gigantesco juego de luces y espacio, más cerca de lo espiritual que de lo material; más celestial que terrenal. Puro gozo.



Fotos realizadas por el autor.

1 comentario:

paola dijo...

esta catedral gótica es impresionante.. su construcción arquitectónica y toda la historia que la misma conlleva hace que sea parte del patrimonio cultural del lugar y sin duda una atracción turística. si puedo conseguir pasajes baratos por lan argentina voy a ir de visita a verla en vivo.