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14 de febrero de 2012

SANTIAGO MATAMOROS


El 23 de Mayo del 844, año del Señor, el rey Ramiro I de Asturias con sus escasas huestes obtiene una apabullante victoria frente a los “moros” en el lugar de Clavijo en la actual Rioja.

 A modo de pie de página. Lo de los moros lo pongo entrecomillado por ser la despectiva expresión con que se trata a los andalusíes en todas las crónicas y cronicones hasta nuestros días. Para los menos versados recordemos que llamamos andalusíes a los españoles que residían en las tierras de religión musulmana y cultura hispanoárabe de la Península entre el 711 y el 1492. Dichos andalusíes podían ser islamistas, judíos o cristianos mozárabes indistintamente y en su mayoría eran descendientes de los hispanorromanos mezclados con una minoría gobernante de remoto origen sirio y otra minoría demográfica más importante de origen beréber o magrebí, sin olvidar a los judíos sefardíes. El término andalusíes no nos debe despistar identificándolo con la actual Andalucía; se refiere a todo el territorio musulmán que, en el siglo IX que nos ocupa, es prácticamente todo el solar peninsular excepto las cordilleras y valles más septentrionales.

Los antecedentes de la Batalla de Clavijo son los siguientes: los cristianos andaban mosqueadillos con eso de tener que entregar al emir de Córdoba cien doncellas  al año junto con otros tributos. Al menos eso era la opinión de los varones; nunca se recogió la de las doncellas acerca de si preferían malvivir entre las ásperas montañas norteñas, nubladas y lluviosas, corriendo tras las cabras o residir en la soleada Córdoba entre los lujos de palacios y harenes. Pero la historia está escrita por hombres y ya no tiene remedio la cosa. Como fuere, los machos cristianos estaban cabreados y cabalgan a tierras riojanas a lavar su honor con sangre.

Vísperas de la batalla, al rey Ramiro le reconcomía la preocupación por ser su ejército mucho menor que el del emir Abd al-Rahman II. Pero mira tú por dónde, la noche anterior al enfrentamiento se le aparece en sueños el apóstol Santiago para tranquilizarle prometiéndole que él intervendrá en la batalla. Y así fue; en la jornada de Clavijo, en lo más espeso del fragor de la barbarie, un jinete en caballo blanco se hinchó a matar “moros” dando la victoria a los cristianos. Eran Dom San Yago, patrono de España y de nuestros ejércitos desde aquél mismo momento.

Pero ¡oh dolor! Los tiempos cambian. Primero nos vinieron los historiadores diciéndonos que la tal batalla es un mito; como mucho una mixtificación de la batalla de Albelda, lugar cercano a Clavijo y plenamente documentada; que el mito de Clavijo no es sino una mala imitación del concepto de yihad o guerra santa copiado precisamente a los musulmanes. Que Santiago jamás estuvo en España y que el cuerpo enterrado en Compostela es el de un soldado romano o, incluso, el del hereje Prisciliano. Y que el Camino de peregrinación tiene su origen en intereses económicos y políticos de la corona astur-leonesa junto al empeño del papado de imponer su liturgia y poder absoluto sobre toda la cristiandad. Nos ha fastidiado mayo con sus flores y sus tallos.

Pero es que la cosa no para ahí. Ahora va y resulta que, a no ser que seas George Bush u algún que otro gobernante  amiguete de los de poner los pies en lo alto de la mesa, lo de masacrar “moros” huele a xenofobia, intolerancia y genocidio, todo lo cual está bastante mal visto. De modo que nuestro Santiago Matamoros queda en una situación harto desairada y el resto de los españoles también puesto que tenemos imágenes del Santo descabezando compatriotas de la otra religión repartidas por toda nuestra geografía. Así lo fotografié, y se lo muestro a Vds. por poner un ejemplo, en la Iglesia de San Jacobo, en Padrón, hace unos días.

Pero si hay algo que no nos falta a los españoles es ingenio para arreglar un desaguisado con una chapuza. A 17 km. de la antedicha iglesia, se encuentra el gran templo catedralicio de Compostela erigido sobre los restos del apóstol. En una capilla lateral del crucero de la epístola se venera a otro imponente matamoros; pero no es lo mismo cualquier iglesia más o menos perdida que la meta final de millones de peregrinos de todas nacionalidades y culturas, incluídos papas y prebostes varios. ¿Retiramos la imagen que puede ser ofensiva a muchas gentes? Eso ofendería a otras. Sencillo, tapamos a los “moros” con un hermoso ramo de gladiolos u otras flores grandotas y dejamos a Santiago saltando con su caballo sobre el florido lecho como en un concurso de hípica. Y si nos preguntan por la espada, decimos que es una fusta y aquí paz y después gloria. Juro que no me lo he inventado. La fotografía que adjunto da fe de ello. 

Malos tiempos corren para recias creencias cuando ni un santo apóstol puede matar infieles que no reconocen la religión única y verdadera. Una pena.

Fotos: castillo de Clavijo.- Santiago Matamoros y los “moros” de la Iglesia de Padrón.- Santiago Matamoros de la Catedral de Santiago. Tomadas por el autor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Religión única y verdadera? No entiendo su referencia bibliográfica para afirmar las justas causas de dicha afirmación.

Daniel García-Parra dijo...

Esa figura retórica se llama ironía o incluso sarcasmo apreciado lector.

Anónimo dijo...

Pues es una ironía ESTÚPIDA
RELIGIÓN ES DARLE EL CULTO DEBIDO A DIOS EN EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA
LO DEMÁS ES SUPERSTICIÓN

Y POR CIERTO QUE SI, LA RELIGIÓN CRISTIANA CATÓLICA ES LA VERDADERA
LE GUSTE A QUIEN LE GUSTE Y LE PESE A QUIEN LE PESE
QUE USTEDES NO CREAN NO INVALIDA

Anónimo dijo...

RELIGIÓN ES UNA VIRTUD MORAL

Anónimo dijo...

https://youtu.be/Vz1hJtZgSJk
La Apostasía por Marino Restrepo.m4v