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2 de febrero de 2012

CARAVAGGIO: UN PINTOR VIOLENTO



Micheangelo Merisi. Pintor. Nació en el año 1.571 en un pueblo de norte de Italia cercano a Milán que tiene por nombre Caravaggio. Ese nombre, el de su tierra natal, será el alias por el que todos conocemos al artista, quizás el más conocido del Barroco italiano.

Se me vino este personaje a la mente deambulando el otro día por trabajos fotográficos de aficionados publicados en internet. Me llamaba la atención la tendencia hacia el tenebrismo que veía en muchos de los procesados informáticos de las imágenes. Bellos, pero tenebrosos.



De entrada tengo que confesar que la pintura de Caravaggio más me inquieta que me gusta. El entorno de los personajes desaparece en un fundido a negro total. No existe naturaleza, ni arquitectura, siquiera ambiente doméstico en sus escenas. Un foco de luz ilumina potentemente sólo los cuerpos habitualmente en posturas tensas, duras, forzadas.  Sus rostros son de expresión violenta, en ocasiones brutal, con un cierto aire canallesco muchos de ellos. Esto último no es de extrañar puesto que parece que Caravaggio buscaba sus modelos entre los jovencitos de los barrios bajos de la Roma de la época, gusto o tendencia que le llevó a tener problemas con alguna que otra acusación de homosexualidad.

También los temas elegidos son en muchas ocasiones de una dureza feroz; no ahorran al espectador ningún detalle en degüellos, crucifixiones y muertes violentas variadas.  La sangre corre libremente por el lienzo, los cuerpos se descoyuntan y los rostros se desencajan. Bien es verdad que toda esta brutalidad se nos presenta con la coartada  de ser temas bíblicos o del Nuevo Testamento. En la Italia y España posteriores al Concilio de Trento nada estaba prohibido si era para edificación de las almas y condena de la iconoclastia protestante. Así como la mitología fue vía para el desnudo, la Contrarreforma lo fue para la plasmación de pinturas que rayan en la morbosidad por lo violentas.

No sé yo si meterme por caminos que no me llaman al relacionar toda esta crudeza de Caravaggio con su propia vida. No tengo muy claro el análisis freudiano y de posteriores escuelas de que el arte es una liberación del subconsciente  y psicosis del artista. Pero el dato objetivo es que Michelangelo Merisi fue un hombre de existencia tormentosa y, probablemente, atormentada.

Su vida adulta se desarrolla fundamentalmente en Roma, en el palacio Madama, bajo la protección  del cardenal Francesco María del Monte, embajador en Roma del los Medicis. Con él gozó de un estimulante entorno intelectual y artístico. Pero al pintor lo que le atraían eran las callejuelas llenas de tiendas, burdeles y tabernas, en la que campaban por sus respetos los militones licenciados de las distintas guerras europeas. Hábil con la espada, se vio envuelto en mil altercados de los que salía ante la justicia gracias a la protección del cardenal Del Monte.

Pero ni ésta le pudo librar tras ser acusado de violentar a dos mujeres y de acabar con la vida de un tal Ranuccio Tomasoni, jefe de otra cuadrilla de matones del mismo pelo de la que pertenecía Caravaggio.  Para evitar la pena capital, huyó a Nápoles, donde volvió a encontrar lucrativos encargos, y finalmente fue a parar a Malta, donde trabajó para los caballeros de la Orden de San Juan. Una nueva reyerta de espada le obligó a huir nuevamente: Mesina, Palermo -donde fue acusado de homosexual-, nuevamente Nápoles …Mientras, en Roma, sus protectores consiguieron el perdón por el asesinato cometido en 1.606. Cuando se dirige de regreso a la Ciudad Eterna, es apresado -esta vez parece que por error-  en el castillo de puerto de Palo. Logró evadirse, pero en Puerto Ecole, desesperado, falleció de fiebres. Corría el año 1610 y aún no había cumplido los cuarenta años.

Hemos relatado una vida digna de cualquier capitán Alatriste de la época, en una Europa arrasada por las guerras de los Haugsburgos, los Austrias, los reyes de Francia, Papas y demás  ungidos por la Gracia de Dios para destrozar el mundo. Pero en sus manos, las del pintor, manchadas por sangre de espada, estaba escondido el milagro de crear otros espacios y formas simplemente con un pincel y un poco tintura mezclada con aceite. Son espacios tenebrosos, tan oscuros como una sociedad rota por mil guerras y por una religión rayana en la barbarie, pero que de alguna forma, en su extraña belleza siguen influyendo en nuestros días a pesar de que no tenemos nada que ver ni en nuestras técnicas, ni en nuestro pensamiento, con el mundo en el que le tocó vivir a él, al Caravaggio.

Fotos: Autorretrato, Judith y Holofernes,Crucifixión de San Pedro, Santo Tomás, David y Goliath, Descendimiento

3 comentarios:

emiliux dijo...

gracias me ha ayudado mucho en un trabajo de H. del arte

Daniel García-Parra dijo...

De nada Emiliux. Espero que saquemos buena nota.

Ginés dijo...

Hace un momento, he realizado un comentario en una entrada de este blog relativa a Úbeda y no he tenido mas remedio que felicitar al autor por la mencionada entrada. En esta tambien le felicito, pero me permito una observación: analicemos la pintura de Caravaggio desde el punto de vista estilístico y olvidemos la vida del artista. Sí fue una vida muy movida y tuvo que influir en su obra, pero reconozcamos que si el barroco es luz, color, expresiones, movimiento, composición,etc. Caravaggio es el gran maestro del barroco y el verdadero creador del "tenebrismo"