Manuel Fraga Iribarne ha muerto y ya han salido a relucir como trompetas angélicas todas las plumas que en el país son para escribir las alabanzas del político. En estas tierras no hay como morirse para pasar a ser un gran hombre.
Los más críticos vienen a decir, como mucho, que hay luces y sombras en su larga carrera de 60 años en la res publica. Se desempolvan anécdotas más o menos graciosas de su violencia verbal (y en ocasiones física) y se recuerda su baño luciendo unas imposibles calzorras en Palomares. Nuestros preclaros escritores pasan un tanto de puntillas sobre el hecho que fue ministro de propaganda de la dictadura fascista más sanguinaria de nuestra historia y apuntan los focos a su tarea como padre de la Constitución o domador de la derecha ultramontana con la fundación de Alianza Popular.
Parece que casi nadie quiere recordar que el prócer fallecido tenía en su debe ante la sociedad española la responsabilidad última de varias muertes. No me refiero al fusilamiento de Grimau en tiempos de Franco, puesto que en ese hecho sólo fue corresponsable junto todo un gobierno que agachó su conciencia ante la voluntad del dictador. No. Me refiero a la tan glorificada Tansición, con el general ya desaparecido, cuando Fraga era Ministro de la Gobernación -Interior diríamos ahora- la “calle era suya” (sic) y la policía también. Estoy hablando de cuando esa policía abrió fuego contra una asamblea de trabajadores en una iglesia y asesinó a cinco muchachos, obreros de Forjas Alavesas, en Vitoria, cuyo delito fue reunirse para defender sus derechos laborales. En definitiva, estoy trayendo el recuerdo, para mí nunca superado del todo, de Pedro María Martínez Ocio, mi compañero de “mili” en un triste cuartel de Artillería de la capital alavesa, camarada de algunos ratos buenos y muchos malos, de alguna tarde de vinos y otras de arreglar el mundo. De 27 años de juventud arrasados por las balas asesinas de una policía represora que le impidió ver el futuro, que es hoy. Esa policía que estaba a las órdenes de Manuel Fraga Iribarne.
Para los que no lo recuerden, dejo el dramático testimonio de los hechos publicado con fecha del hoy en el periódico Público.es
Los sucesos de Vitoria
…Asimismo, Manuel Fraga era responsable de la Policía como ministro de la Gobernación durante los sucesos de Vitoria de marzo de 1976, en los que cinco trabajadores fueron asesinados y otros cien heridos por la Policía Armada.
El 3 de marzo de 1976 era una fecha señalada en Vitoria. En enero, unos 6.000 trabajadores habían iniciado una huelga contra del decreto de topes salariales y en defensa de mejores condiciones de trabajo, y aquel día el paro era total. A las cinco de la tarde estaba convocada una asamblea general en el lugar de costumbre, la iglesia de Zaramaga. Pero, en aquella ocasión, la Policía no estaba por la labor. Al menos, eso cabe deducir de una conversación grabada entre un mando y un agente que aún se conserva. "Haga lo que le había dicho"... "Si me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia"... "Oye, no interesa que se vayan de ahí"... "Mándenos refuerzos, si no, no hacemos nada; si no, nos marchamos de aquí; si no, vamos a tener que emplear las armas de fuego". Y así fue.
La Policía asaltó la iglesia con 5.000 almas en su interior con gases lacrimógenos y material antidisturbio. Muchos de los congregados, presos del pánico, intentaron escapar por las salidas laterales y la puerta principal, donde les esperaban los agentes y sus disparos indiscriminados. Las balas ciegas segaron la vida de cinco personas: Pedro María Martínez Ocio, de 27 años; Francisco Aznar Clemente, de 17 años; Romualdo Barroso Chaparro, de 19 años; José Castillo, de 32 años; y Bienvenido Pereda, de 30 años. Otras cien personas cayeron heridas."¡Buen servicio!", dejó grabado un mando policial. "Dile a Salinas que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre... Pero, de verdad, una masacre".
8 comentarios:
Me han borrado en EL PAÍS un comentario que decía textualmente "Un recuerdo a los trabajadores asesinados por la policía en Vitoria, siendo Fraga Ministro de Gobernación." acompañado de un link a esta página. No ha durado ni 10 minutos publicado. ¿Memoria histórica?
quizaá te lo borraron por poner el link. pon el comentario sin link. yo también lo pondré a ver si cuela.
Hola: se fue parte de la historia fascista de este país.Adiós,no siento ninguna pena.
No,no,están borrando muchos comentarios en esa linea.Yo, ayer noche entré, dejé algo parecido y más personas lo dejaron y desaparecieron,pero no quedó la cosa ahí,no,abrieron tres foros ,uno tras otro y anulando los anteriores en la misma página.
Ya dí mis quejas a la defensora del lector del País y ya me contestó.Comprendo que insultos jamás proceden pero ocultar la verdad es sencillamente poner en cuestión la libertad de expresión que cualquier periódico democrático debería de defender con uñas y dientes.
Hay gente que baila el son que les tocan para que no le cierren la discoteca.
Ahora y siempre mis condolencias,mi dolor,mi rechazo,mi repulsa contra los crímenes franquistas,fascista.Murió un fascista y punto.
Saludos cordiales.
No creo porque me han admitido otros con link. Me temo que la cosa va de que en este país aún no nos hemos enfrentado a los fantasmas de la dictadura. Durante la transición sólo barrimos la basura bajo la alfombra y toda esa inmundicia se está pudriendo. Debemos enfrentamos a ello como hicieron Alemania y Argentina, por poner dos ejemplos, pero para hacerlo necesitamos diez, veinte, mil Garzones y toda una sociedad que les apoye. Un abrazo, Dani.
Completamente de acuerdo, Claudia. Saludos.
Y si ya sirve de algo,borran comentarios en otras noticias que atentan también contra la libertad de expresión.Yo estoy bastante enojada.
Más saludos
josé antonio zarzalejos altares, director general de seguridad adjunto el 3 de marzo de 1976.......
Item más:
José Antonio Zarzalejos Altares, Fiscal del Tribunal Supremo; Delegado de Información y Turismo; ex Vocal del Jurado de Ética Periodística del Ministerio de Información y Turismo en los años 60 con Manuel Fraga Iribarne a su cabeza; ex vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y Gobernador civil de Vizcaya, cargo del que dimitió un 19 de enero de 1977 tras la legalización de la ikurriña por parte del Gobierno Suárez. Zarzalejos ocupó el puesto de gobernador civil y jefe provincial del Movimiento por espacio de cinco meses.
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