YO CREO QUE ...

De forma indudable, somos un país de creyentes. Es más, estoy seguro de que la totalidad de la población adulta (sea cual sea a la edad que se llega a la adultez) es creyente. Aporto la prueba definitiva: la frase más pronunciada por centímetro cuadrado de lengua es “yo creo que…” En los puntos suspensivos se puede poner el cómo arreglar la economía, mejorar la educación o hacer callar la boca a alguna política chulapona y dicharachera. O lo que se nos ocurra.

Vamos a ver: ¿usted cree o usted sabe? Porque hay una pequeña diferencia. Para saber hay que haber estudiado y adquirido el conocimiento correspondiente, tener una experiencia sobre el tema, haber pasado por la humillación del error y acertado en cómo corregirlo, asumido las experiencias de los demás a través de la lectura o el trabajo en equipo … Es decir, para saber hay que realizar un trabajo duro, serio y, en ocasiones, poco gratificante. Para creer no hace falta más que creer. Y ya está. Sin más esfuerzo. “Yo creo que Carlos V en realidad era una reinona desorejada”. Vale; pues no. Después de estudiar historia toda mi vida yo sé que Carlos V era un incontinente heterosexual y si es necesario aporto el listado de biografías en el que me baso.

Como vemos es mucho más fácil creer que saber. De ahí que en el país del “que inventen ellos” tengamos muchos más creyentes que sabios.  Que además viene la segunda parte: “es que usted tiene que respetar mi opinión”. Pues no, no confundamos el culo con las témporas. Yo tengo que respetar su libertad de expresar su opinión, pero si ésta es una memez o una bestialidad, no tengo por qué respetar en absoluto lo expresado. “Pues yo creo que la Tierra no gira alrededor del sol” (lo escuché el otro día en un vídeo yanqui). Respeto que usted lo diga e incluso que lo cuelgue en Internet; dicho esto, “yo sé que usted es imbécil”.

¿A qué viene toda esta perorata? Pues al comentario que hice sobre el vídeo de tontociencia que publiqué en el post de ayer. Yo sé que no fui, quizás, muy respetuoso con los que siguen diciendo, por ejemplo, “pues yo creo que la mujer proviene de una costilla del hombre”. Pero es que en algunas profesiones y ciencias (historiador, profesor, médico y más, muchas más…) estamos una mijititilla hartos de los que creen saber más que los que sabemos algo (tampoco mucho). Con lo dicho me quito un poco la mala conciencia de mi falta de respeto, CREO…