Anda estos días revuelto el patio por la amistad de nuestros monarcas con los tiranos del Oriente Próximo a quienes se les tambalea el sillón, el taburete y hasta la taza del retrete. (Perdón, no buscaba el pareado). Quizás por ello no vendría mal realizar un infantil ejercicio, pero no por ello menos útil: repasar la lista de nuestros reyes, con algún comentario personal al margen, a ver qué nos sale.
Empezaremos desde la unión de Castilla y Aragón, por poner cualquier evento importante.
Empezaremos desde la unión de Castilla y Aragón, por poner cualquier evento importante.
REYES CATÓLICOS: exterminio de la cultura andalusí, expulsión de los judíos (los intelectuales y economistas del momento), establecimiento de la Inquisición, comienzo de la conquista, con lógica violencia, de América. Empezamos bien.
JUANA DE TRASTAMARA: le "dicen" La Loca. Sin comentarios.
CARLOS V: guerra civil de las Comunidades, sojuzgamiento de España a los intereses del rey en Europa, guerras contra Francia, contra los principados alemanes, saqueo de Roma, aniquilación de las culturas azteca e inca. ¿Qué nota le ponemos?
FELIPE II: persecución de protestantes, expulsión de los moriscos (únicos que sabían de agricultura intensiva) tras terrible guerra y represión, dos quiebras del Estado, intento de invasión de Inglaterra con la total pérdida de nuestra flota (Armada Invencible), represión brutal contra los Países Bajos.
FELIPE III: continúa el hundimiento económico de los reinos de España. Por lo demás fue un beato bastante inútil que no nos metió en guerras desastrosas. Un aprobadillo.
FELIPE IV: secesión de Portugal e intento de secesión de Cataluña, con sus correspondientes guerras civiles, por su desastrosa política interior. Derrotas en todos los frentes europeos. Definitivo hundimiento económico y despoblamiento de Castilla.
CARLOS II: ¡pobre hombre! Producto de la degeneración genética por endogamia de sus antecesores. Al menos intentó y consiguió que España no fuese repartida en almoneda entre las potencias europeas a su muerte. Digno de lástima, nada más.
FELIPE V. Primer Borbón y paracaidista político. Es francés y nieto del Rey Sol. Nos mete en alguna guerra absurda en Norteamérica, de las que salimos escaldados. Maníaco depresivo. (Ej: prácticamente no podía andar por no cortarse las uñas de los pies). Al menos buscó buenos colaboradores y su reinado es positivo en general.
LUIS I Y FERNANDO VI: reinaron ambos muy poquito tiempo. No cuentan para nada.
CARLOS III: no era ninguna lumbrera pero sí supo rodearse de ellas. Su reinado fue pacífico, desarrollista y productivo. Por fin salvamos uno.
CARLOS IV: tonto de capirote, bonachón y algunas cosas feas como marido en las que no nos metemos porque pueden ser malos cotilleos. Nos engolfa en una guerra desastrosa contra la República francesa y otra de opereta contra Portugal. Su alianza con Napoleón nos supone la pérdida de la flota en Trafalgar y la posterior invasión (consentida) francesa que nos aboca a la Guerra de la Independencia. Abdica la corona, junto con su hijo, de forma absolutamente cobarde cuando Bonaparte se lo exige.
JOSÉ I BONAPARTE: hermano de Napoleón e impuesto por éste una vez que los Borbones se traicionan a sí mismos. Podría haber sido un buen rey constitucional pero dadas las condiciones de guerra civil y contra el francés del país, le fue imposible hacer nada.
FERNANDO II: felón y traidor. Traiciona a su padre, Carlos IV, derrocándole. Traiciona a la corona entregándosela a Napoleón. Traiciona por dos veces a la Constitución de Cádiz. Traiciona al país por el establecimiento de un sistema represivo-policial y por permitir la invasión de un ejército extranjero (los “Cien mil Hijos de San Luis”). Y finalmente traiciona a su hermano Carlos María Isidro haciendo heredera a su hija Isabel en una maniobra de muy dudosa legalidad dinástica. Con él perdemos las posesiones de América. Quizás el peor rey de nuestra historia aunque haya tánto donde elegir.
ISABEL II: corrupta y golfa. Bueno, golfos lo fueron todos los reyes, si exceptuamos a Felipe III por beato y a Carlos II que no podía. Dos guerras civiles (carlistas), incontables golpes de estado y una Constitución detrás de otra, nunca respetada. Lo mejor de su reinado fue cuando la echaron.
AMADEO I DE SABOYA: italiano. Lo pusieron ahí tras echar a Isabel porque no hubo otro que quisiera. Bienintencionado, pero duró un par de años. Se fue voluntariamente horrorizado de la jaula de grillos que era este país.
ALFONSO XII: no hace falta decir lo de golfo porque ya sabemos qué es lo que hay. Como vivió poquito y tuvo un gran primer ministro (Cánovas del Castillo, de quien hablamos en otro lugar de este blog) su reinado no hizo daño. Ni lo contrario.
ALFONSO XIII: Guerra de Cuba y pérdida de la misma y de Filipinas; bien es verdad que él era un recién nacido cuando eso ocurrió. (Duda: ¿cómo puede ser rey un recién nacido?). Guerra con Marruecos con pérdida de miles de vidas de soldaditos españoles pobres, porque los ricos se libraban de ir, previo pago. Desastre de Annual. Apoya la dictadura militar del general Primo de Rivera. Halitosis (no es que sea importante, pero tenerla la tenía).
JUAN CARLOS II: aunque nombrado por el dictador Franco, saltándose los derechos dinásticos de su padre, posibilita el desarrollo de nuestra democracia. Exquisitamente constitucional, es su figura la que evita el éxito del golpe de estado del 23 F. Bajo su reinado entramos en Europa y en el mundo, aunque tiene zonas de sombra. Pero esto ya no es historia, sino crónica de actualidad.
Así que resumiendo: entre tres reyes Trastamara, cinco Austrias, diez Borbones, un Bonaparte y un Saboya, hemos salvado a dos (Carlos III y Juan Carlos II), nos ha dado penita uno (Carlos II), indiferentes dos (Felipe III y Felipe V, con reservas), no pintaron nada cuatro o cinco (según metamos en este paquete o no a Alfonso XII), y fueron nefastos los demás, es decir, catorce o quince. Algunos terriblemente nefastos. Entonces, ¿a qué nos referimos cuando se habla del prestigio de la Monarquía? Como mucho podemos hablar del prestigio del Monarca actual, pero el pasado es tragicómico, más lo primero que lo segundo, y el futuro está sin escribir.
Foto: La familia de Carlos IV de Francisco de Goya y Lucientes
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1 comentario:
Por cierto, ¿alguien se ha fijado los que se parece Carlos IV a nuestro Juancarlos?
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