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9 de enero de 2012

INTERNET, LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y OTRAS CHICAS DEL MONTÓN

BREVE APUNTE SOBRE LA HISTORIA DE LA LIBERTAD DE COMUNICACIÓN


Imagen de elpais.com

Este post lo publiqué hace exactamente un año reflexionando sobre la que se nos venía encima con la Ley Sinde. En estos doce meses ha habido tiempo de reflexionar, de escuchar a la ciudadanía, incluso de cambiar de gobierno poniendo en el poder a individuos que, en teoría, sólo en teoría, están en las antípodas ideológicas de los anteriores. Aún así, ahí sigue la amenaza de que entre en vigor la tan traída, llevada y denostada ley. Así que si ellos insisten yo también. Si ellos no cambian una coma, yo tampoco. Si nos siguen alabando semejante bodrio, insisto en que es una idiotez, pero una idiotez peligrosa. Repito.

Quod natura non dat
Salamanca non praestat

Este clásico adagio de la Universidad salmantina se me podría aplicar perfectamente después de haber escrito la memez de la “Historia de la fotografía” que por ahí anda en este blog. Tengo una explicación, que no disculpa: iban a ser unas líneas de introducción al tema que me ocupa hoy pero se me fue de las manos. Existen duendes en las rotativas (bien lo saben los periodistas), también en el cerebro y algunos son muy tontos.  Mi intención era hablar de los medios de expresión humanos y su necesidad de libertad y al tajo me pongo.

Decíamos que la necesidad de expresarnos y comunicarnos es compulsiva. Me imagino a lo largo de toda la prehistoria a los miembros (¿y miembras?) de la tribu sentados alrededor del fuego después de una jornada agotadora, ellos explicando que casi estuvieron a punto de pillar una pieza y ellas de cómo consiguieron comida, cuidaron de los niños, mantuvieron el fuego, curtieron las pieles, cosieron la ropa que todos llevaban puesta, buscaron plantas medicinales … Alguien con más imaginación se inventaría historias, un cuñado venido de otra tribu daría noticias y así podríamos seguir y seguiremos, prácticamente sin interrupción, durante toda la Edad Antigua y Edad Media. Quien tuviese ganas de contar algo no tenía más que salir al ágora, al foro, a las calles y contarlo o cantarlo; así fueron los rapsodas, juglares, trovadores… hombres que transmitían a otros hombres y estos a otros y así ad infinitum, sin entenderse en absoluto que todos ellos tuviesen que pagar al primero que se inventó al Cid y le hizo un poema, por ejemplo. Ni a los Estados ni a las Iglesias les gustaron mucha estas gentes, en ocasiones muy críticas (me vienen a la memoria las Coplas de Mingo Revulgo, sin ir más lejos). Pero ¿quién le ponía el cascabel al gato de prohibir la tradición oral?

Con la importación desde China (¡cómo no!) de los tipos móviles y el invento de la imprenta por parte del señor Gutenberg se nos viene encima una revolución cultural de gran envergadura. El libro facilita la multiplicación sin límite de todo tipo de escritos, lo que unido a un crecimiento exponencial de público alfabeto gracias a las escuelas diocesanas, Universidades y demás, nos lleva a la primera sociedad de la comunicación. Pero ¡ay! que el libro lo escribe un solo señor y lo imprime un solo taller; eso ofrece en bandeja de plata su control por parte del poder. ¿Hace falta que recordemos a la Inquisición y su índice de libros prohibidos, o el nihil obstat de la autoridad competente para la publicación  de cualquier cosa impresa?. Por cierto, echad un ojito a los libros de vuestros padres a ver si llevan o no el nihil obstat. En definitiva, quien quiera dar salida a su intelecto tendrá que depender de que se lo permitan (escritores) o se lo paguen (artistas plásticos y músicos) o ambas cosas a la vez.

Con la llegada del capitalismo burgués en los siglos XIX y XX la cosa se agrava; la obra artística no sólo debe ser acorde con el poder político y religioso, sino que debe ser rentable. Muy rentable. Así que al final del milenio nos encontramos con artistas y escritores que tienen que saber bailar a la vez con el censor, el cura (cada vez menos, afortunadamente) y el editor. ¿Cuántos podían hacerlo? ¿Cuántos ciudadanos podían ver su pensamiento en letra impresa y gozar del privilegio de comunicarse aún a costa de soportar amenazas, cárceles y fusilamientos en algunos casos? (Un recuerdo Federico, Salman, Miguel y tántos más). Pues una minoría aferrada  hoy a los derechos de autor, eufemismo de ínfimo salario por el esfuerzo realizado.

En estas estamos cuando aparece Internet para darle una patada al cesto de hormigas. Nace con vocación de libertad absoluta, participación abierta total y negación de toda frontera a la expresión. Cualquier ciudadano que tenga acceso (habría mucho que hablar sobre los países pobres y algunos menos pobres) tiene en sus dedos una plataforma de comunicación universal. Además se crea la paradoja que alrededor de Internet nace toda una industria puntera en captación de mercados y ganancias, en absoluto dispuesta a que nada cambie. ¿Se lo preguntamos a Telefónica, Google o Microsoft? Es el capital, no todo pero sí parte importante, aliado con la liberdad de comunicación y expresión; los pájaros tirando a las escopetas. Y en medio, los poderes políticos y demás sin saber de dónde sopla el Bóreas y como conseguir que no se les vaya ni una hormiga del famoso cesto.

Es en este escenario en el que se representa la obra de la patética ley Sinde, la leyes antipiraterías europeas y yanquis o la persecución judicial contra el baranda de Wikileaks. ¿De verdad se va a hundir Sony porque su división de música deje de ser rentable? ¿O quebrará Disney porque haya copias no autorizadas de sus ñoñeces? ¡Venga ya, hombre! ¿Le importaría al señor Muñoz Molina decirnos qué parte del chocolate del parrot son sus derechos de autor respecto a sus conferencias, simposios y actividades varias? No; una vez más escritores, pintores, actores y demás no son más que la fiel infantería de primera línea, la que se parte la cara por un mísero rancho, y que se podrá sacrificar tras las primeras escaramuzas de la batalla.  Otra cosa muy distinta es que salgan a la luz los calcetines sucios de las cancillerías. 

De lo que estamos hablando es de que el poder se les va del cazo al los poderosos. Decidme si no qué pintan de la mano en la misma foto , la de ponerle puertas al campo de la red, gente como una ministra progresista española, un presidente conservador francés o un ex (gracias a Dios) presidente ultraderechista norteamericano; eso sin hablar de ayatolahs, emires corruptos o dictadores asiáticos. Se les tambalea la barraca y la piratería les importa un pijo; el problema es que todos y cada uno de nostros podemos expresarnos, comunicarnos, informarnos e informar, al margen de estructuras políticas, económicas y religiosas. En definitiva, que la libertad de expresión está dejando de ser una utopía, por mucho camino que aún tengamos que recorrer, y que eso es peligrosísimo para ellos, sean quienes sean ellos: los que mandan .


8 comentarios:

lagata dijo...

los que mandan? zapatero y sus compis no? bueno...y sus nuevos compis.

Daniel García-Parra dijo...

No hija; eso sería fácil porque los podríamos cambiar cada cuatro años. Detrás de ellos está todo el entramado de banca, multinacionales, monopolios de la información, militares y sus fabricantes de armas y más y más. Los políticas las más de las veces no son más que los muñecos que ponen la cara y otras, aún con buena intención, hacen sólo lo que pueden o les dejan.

Vic&Vic dijo...

Sinde? la señora que realizó el guión de una de las más paupérrimas películas que la industria ha dado tal como ''mentiras y gordas''? ella nos habla de cultura? el negociazo que tienen los dla SGAE y amiguitos montao, pa que después Alejandro Sanz se lo gaste en sus vicios de Miami Vice...si es que...

Claudia Baelo dijo...

Hola,buenos días: Internet nació con vocación universal y generosa,profundamente generosa.Personas de todos los lugares del mundo ofreciendo conocimiento ya sea vía blogs,vía música,vía películas etc,etc.Puede que le pongan puertas al campo pero internet no es una dehesa con toros bravos detrás de las vallas. Internet seguirá abriendo formas de tirar vallas y hasta leyes ,y tan sólo porque nació con profunda vocación universal y profundamente generosa y por ahí seguirá,no hay otro camino.
Quien quiera y no lo haya leído,recomiendo el blog de Enrique Dans,donde escribe sobre muchos asuntos,pero buscando en él,encontraréis artículos muy interesantes posicionándose en contra de la Ley de Ángeles sin alas,alías Sinde.
Saludos a todos y feliz semana! (si nos dejan y si no también)

PACO HIDALGO dijo...

No quiero derramar más una palabra sobre la ley Sinde, ni una más. Acabo de aterizar en este blog y me encanta la forma de llevar y exponer los temas, así que lo seguiré y volveré. Un cordial saludo desde ArteTorreherberos.

Daniel García-Parra dijo...

Gracias Paco. También mi gusta tu blog de Arte, tanto que, espero que con tu permiso, lo añado a los que recomiendo.

Anónimo dijo...

Salmantica

Daniel García-Parra dijo...

No seamos puristas, querido Anónimo, que si digo Salmantica, dado que el latín es un triste residuo en vías de extinción para nuestros incultos planes de estudios y la etimología ya murió, la mitad de la gente no se me entera.