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9 de marzo de 2011

ZENOBIA, REINA DE PALMIRA

Palmira. Una ciudad perdida en el desierto, a 300 Km. al este de Damasco y a 150Km. del río Eúfrates y la frontera de Irak. Un oasis de palmeras, de ahí su nombre, entre el dorado de las arenas y las montañas. Es el milagro de la existencia de un acuífero que manaba de forma natural, parada obligatoria de todas las caravanas que comunicaban Mesopotamia con el Mediterráneo. La ciudad de la reina Zenobia.

Me encanta poder hablar de mujeres que hicieron historia, que utilizaron sus artes femeninas, masculinas y neutras para crear imperios o destruirlos, manipular a hombres poderosos a su antojo, hacer tambalearse estructuras sociales milenarias y romper los moldes de barro con los que crearon este mundo los dioses machos de todos los olimpos. Una de estas mujeres fue Zenobia. Estamos hablando del siglo III d. C. cuando el mundo conocido se lo reparten dos grandes imperios; en occidente, Roma; en oriente el imperio sasánida (persas); y entre ambos, haciendo de amortiguador, el reino de Palmira, súbdito de los romanos y gobernado por Septimio Odenato, esposo de Zenobia. Cuando éste muere asesinado (ni santa idea de por quién o quiénes) es ella la que toma el poder en nombre de su hijo y heredero, Vabalato, que era un mamoncete de  un año de edad.

Ahí empieza su historia. Aprovechando que los emperadores se suceden en Roma a la velocidad que permiten los puñales entre las costillas o el veneno en la imperiales tripas y que su ejército no daba abasto en cerrar puertas a los bárbaros arios del norte, Zenobia se independiza del poder de Roma y, ya que estaba en ello, conquista el Próximo Oriente desde Anatolia (Turquía) hasta Egipto y desde el Mare Nostrum hasta el Eúfrates. En Egipto hace acuñar monedas a modo y estilo de la gran Cleopatra a quien admiraba y procuraba imitar. Embellece su ciudad, Palmira, con grandes avenidas de columnas, estatuas, teatro, templos, llegando a ser una urbe de más de 150.000 habitantes.

La historia no termina bien. Pocas historias de grandes mujeres terminaron bien.  Cuando el emperador Aureliano consigue emparejar sus fronteras del Danubio se revuelve contra el imperio palmireño, y derrota a  Zenobia. Es apresada a orillas del Eúfrates tras una desesperada huída en camello, con su hijo. En su triunfo, el césar la muestra al populacho romano atada a su carro con cadenas de oro.  Los habitantes de Palmira fueron expulsados al desierto y su ciudad destruída. Hoy es un pequeño pueblecito que se llama Tudmur, perdido entre las ruinas de su antiguo esplendor.

¿Y la reina? Pues las versiones que tenemos no coinciden. Unas fuentes nos dicen que fue decapitada y otras que murió por negarse a comer (qué mujer). Personalmente prefiero una tercera que nos cuenta que Aureliano no sólo le perdonó la vida sino que incluso le regaló una villa en Tibur, la actual Tívoli (Italia). O sea, otro pringao de tántos que en la Historia hubo que cayó de patas en los encantos de una reina de leyenda.

Fotos de Palmira en:
https://picasaweb.google.com/danielgp7/SIRIAARQUITECTURAPINTURAESCULTURA# 

Para quien tenga inerés por el tema recomiendo la lectura de La prisionera de Roma de José Luis Corral

2 comentarios:

Samuel17993 dijo...

Curioso el articulo, no sabia de donde procedía ese nombre tan raro de Zenobia Campoabril, mujer de J.R Jiménez...

Es curioso también, que las mujeres aún con su poco poder en todos los asuntos excepto en la Casa (si no eran esclavas), hayan tenido tales poderes como hacer asuntos tan grandes. Sobre todo con esto me refiero a Cleopatra, que siendo no tan bella como iban diciendo algunos, tuvo el Arte (y con mayúsculas)-de la seducción o enamorar- de hipnotizar, como una sirena de los mares y no las griegas, a Cayo Julio Cesar o Marco Antonio, que restauro a su padre en el trono.

Y hay que decirlo, en otras épocas como en esta y las posteriores, las mujeres tendrán siempre el poder para "atontar" a los hombres, al igual que algún hombre hizo lo contrario pues quitemos complejos y tradiciones ya que todos somos seres humanos... Creo que ese vulgar frase lo define todo: "Dos tetas tiran más que dos carretas". No hay peor hombre (varón o hembra, indiferentemente no vaya a ser que se presente la ministra de Igualdad) que un enamorado.

Un saludo de un nuevo lector que le ha encantado tu blog.

Meyo dijo...

Mi pregunta como es q esta en medio del Medirerraneo su estatua??