Hubo un florentino que en el siglo XVII se sintió atraído por las teorías de un tal Copérnico que adelantaban la asombrosa idea de que la Tierra no era el centro del Universo alrededor de la cual giraban todos los planetas y estrellas, sino todo lo contrario; la Tierra era un cuerpo en forma de bola (Magallanes y Elcano se habían ocupado de demostrarlo) que giraba alrededor del Sol.
Era Galileo Galilei. Además no se contentó con revolver en viejos grimorios y libracos, sino que se dedicó a demostrarlo experimentalmente: perfeccionó el telescopio para observar el movimiento de los astros y se dedicó a tirar piedras desde lo alto de la Torre de Pisa para estudiar la caída y movimiento de los cuerpos. Se estaba saltando a la torera los principios inmutables de aquel tal Aristóteles que había dejado todo atado y bien atado para la ciencia ya en el siglo IV antes de Cristo.
Pero estaba metiendo el palito en un hormiguero mucho más peligroso: la Iglesia y la Santa Inquisición. Para la religión imperante, la cosa estaba bien clara: Dios se había dedicado durante varios días a crear un todo Universo en función de la Tierra porque esta sería el sustento físico de su gran obra: el Hombre, objetivo último y primordial de toda la Creación. Dadas estas premisas, ¿cómo iba a poner Dios a su criatura en un planetilla de tántos que giraba alrededor de una estrella? Eso contradecía el principio mismo del divino hecho creacional. Por lo tanto era herejía y Galileo a la hoguera si no se retractaba. Se retractó, lógicamente aunque murmurando entre dientes.
Estos días leemos que el Vaticano ha sacado de arcanos estantes todo el legajo del proceso de Galileo para exponer lo al público. Bienvenido sea aunque haya tardado cuatro siglos en hacerlo y reconocer que, a lo mejor, el estudioso florentino tenía razón.
Curiosamente, esto coincide en el tiempo con la resurrección de nuevas formas inquisitoriales. En el siglo XVII Galileo atentaba contra el monolitismo del pensamiento único eclesial. Hoy es Internet el que atenta contra el monopolio capitalista sobre la cultura y la libertad de expresión en el mundo occidental, y contra los totalitarismos religiosos y/o políticos en otras áreas culturales planetarias. La reacción de los poderes ha sido la misma que hace cuatro siglos: persecución, prisión y en casos como en Irán, condenas a muerte.
Fotos: 1.- Retrato de Galileo en la fachada de su casa. Florencia. 2.- Torre de Pisa. 3.- Casa de Galileo en Florencia. Realizadas por el autor
1 comentario:
Me parece una reflexión si me permites el palabro "acojonante" no puedo mas que estar totalmente de acuerdo con todo lo dicho. La forma y ejemplo de exponerlo creo que se merece un 10 mejor dicho un 20 con matricula de honor jejejeje enhorabuena Daniel, la pena es que estos artículos no tengan la difusión que merecen.
Un abrazo.
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