Me topé el otro día con un titular en
El País que nos comunicaba el descubrimiento de una nueva Troya en Murcia.
Hubo
un tiempo que por aquello de ayudarme en los estudios trabajé en un par de
periódicos donde me enseñaron una regla de oro: lo más importante de un
artículo es su titular. Bien, hasta ahí de acuerdo, pero ¿la Troya de Murcia?
Y un Ulises de Totana, un Aquiles de Puente Tocinos y un Agamenón de Jabalí
Viejo, supongo. Así vemos cómo un mal titular puede estropear una buena noticia
haciendo que parezca ridícula en lugar de importante.
El caso es que lo es, importante
quiero decir. Viene a ampliar el mapa de lo que los historiadores conocen como
la Cultura del Argar, o argárica. El nombre le viene dado por el lugar donde se
descubrió el primer yacimiento cerca de Antas (Almería). Tuvo su auge en la Edad del
Bronce, entre el 1900 y el 1600 a.C. en la zona geográfica de Murcia, Almería y
el levante granadino, con un corredor hacia las zonas mineras de Sierra Morena y Sierra de Segura.
Tuve la suerte de poder visitar con
los compañeros de Hespérides, la Asociación de Profesores de Historia de
Andalucía, el poblado de Castellón Alto, quizás el que mejor se conserva de la
cultura argárica. Se encuentra muy cerquita de Orce (Granada), tierras hoy día
tremendamente desertizadas pero que hace cuatro mil años aún eran paisajes de
un magnífico bosque mediterráneo aunque quizás ya comenzara a degradarse.
Llaman la atención al visitante de
Castellón Alto los enterramientos. Se practicaban en las vivienda junto a los
hogares, lo que nos habla de algún tipo de culto a los antepasados. Los
cadáveres son inhumados en urnas excavadas en posición fetal y no es raro encontrar
juntas parejas de hombre y mujer, incluso con niños, que nos demuestra la existencia de fuertes lazos
familiares monógamos y probablemente de estructura patriarcal. En muchas de
ellas el enterrado está acompañado por sus armas, joyas y ajuar en general, lo
que tristemente ha provocado que muchas ya se encontrasen saqueadas cuando se
comenzó su excavación.
Quizás, por qué no, Castellón Alto
también fue otra Troya, pues hay restos de diversos incendios que se encuentran en
sus niveles más bajos y desprotegidos. No es difícil imaginar las huestes a la
conquista del sitio con los defensores respondiendo desde su alta
fortificación. Pero para que haya una Troya es imprescindible un Homero que lo
relate y, tristemente, no lo hemos encontrado por el sureste peninsular.
Aún así su visita bien merece un viaje
con parada para disfrutar del soberbio asado de cordero segureño, tesoro
también heredado de antepasados ancestrales.
Fotos: la noticia del periódico y mapa han sido bajadas de Internet. El resto, tomadas por el autor, si bien la que nos da una visión general del cerro es una fotografía hecha de un cartel de turismo de la Junta de Andalucía.
Fotos: la noticia del periódico y mapa han sido bajadas de Internet. El resto, tomadas por el autor, si bien la que nos da una visión general del cerro es una fotografía hecha de un cartel de turismo de la Junta de Andalucía.
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