Dos perspectivas de un molar humano de Denisova |
Hasta
ahora lo teníamos bastante claro; tras millones de años de ensayos
evolutivos desde los primeros aoustralopitécidos, el Homo desemboca
en dos únicas especies humanas modernas: el Neanderthal (Homo
Sapiens) y nosotros mismos (Homo Sapiens Sapiens). Pero
hace dos años, un descubrimiento hecho en el sur de Siberia parece
que incluye una tercera especie humana moderna, el Hombre de
Denisova. Nos lo cuenta José Manuel Nieves en el ABC del
30/08/2012.
“En
marzo de 2010, un extraño fósil salió por primera vez a la luz
pública. Encontrado dos años antes en la remota cueva siberiana
de Denisova, en los montes Altai, se trataba de un
fragmento del dedo meñique de una niña (o de un
niño) de unos siete años de edad que habitó en esa región hace
más de 50.000 años. En el mismo lugar se encontraron
también varios artefactos y herramientas y, algo
más tarde, dos piezas dentales.
Los
restos eran demasiado escasos como para determinar, por su
morfología, la especie humana a la que pertenecían. Así que
terminaron en Leizpig (Alemania), en manos de Svante
Pääbo,
director del Instituto
Max Planck de Antropología Evolutiva y
uno de los mayores
expertos mundiales en ADN fósil.
Pääbo,
el investigador que logró secuenciar el genoma del hombre de
Neandertal, consiguió extraer del hueso del dedo varias muestras
deADN mitocondrial, un material genético que no se encuentra
en el núcleo de las células, sino repartido en diversos orgánulos
(mitocondrias) del citoplasma celular y que sólo se transmite de
madres a hijas. Por eso bautizó el fósil como "Mujer
X".
Un nuevo grupo humano
Los
resultados del análisis genético del homínido de Denisova
supusieron una sorpresa mayúscula para los investigadores. De hecho,
su ADN mitocondrial no coincidía con el de los neandertales,
como se suponía en un principio, y tampoco con el de los hombres
modernos, nuestra propia especie. Por el contrario, las diferencias
genéticas eran suficientemente profundas como para pensar en
un grupo completamente nuevo.
De
inmediato, Pääbo y su equipo empezaron a trabajar para obtener, y
secuenciar, ADN
nuclear del pequeño dedo infantil.
Un material imprescindible para confirmar (o desmentir) el "mensaje"
sugerido por el ADN mitocondrial del fósil. Hoy, en un artículo que
publica la revista
Science,
el misterio se desvela por fin. Y se confirma lo que los científicos
sospechaban: la "mujer X" perteneció a una
especie humana desconocida hasta ahora.
Una especie que hunde sus raíces en la noche de los tiempos y que
está muy emparentada con los neandertales, con los que comparte un
ancestro común. «La secuenciación genética muestra que
los neandertales
y los denisovanos son grupos hermanos,
que se separaron de una población ancestral común después de
escindirse de los humanos modernos», explicó David Reich, otro de
los científicos implicados en la investigación.
Para
obtener el ADN del núcleo de las células, Pääbo utilizó método
basado en el que le permitió secuenciar el genoma del hombre de
Neandertal. Los investigadores consiguieron así una secuencia
genética muy detallada y que es comparable a la que se puede
obtener para el estudio del genoma humano moderno. «Ésta ha
sido la primera vez que se ha descubierto y definido un nuevo grupo
de humanos extinguidos a través de las evidencias extraidas de una
secuenciación de ADN, y no estudiando la morfología de los huesos»,
dijo Pääbo. También aseguró que «con unas pocas excepciones
técnicas ya no hay diferencias entre lo que podemos aprender del
análisis genético de una persona moderna o una de hace 50.000 años,
siempre que tengamos huesos suficientemente bien conservados».
Contribución al genoma en Melanesia
El
siguiente paso de la investigación fue, precisamente, el de comparar
el genoma del homínido de Denisova con el de diferentes poblaciones
modernas de muy diversas zonas del planeta. Y el resultado fue que
los denisovanos contribuyeron al genoma humano actual,
aunque esa contribución varía de una población a otra. «Mientras
que los neandertales han contribuido al ADN de todos los humanos que
viven hoy fuera de África, los denisovanos sólo han aportado a
gente de Papua Nueva Guinea, Fiji, Australia y otros lugares de
Melanesia», explicó Pääbo.
Además,
algunos alelos denisovanos (cada una de las variantes que puede tener
un gen) fueron encontrados tanto en poblaciones de Asia como de
Sudamérica y Europa, aunque Pääbo piensa que proceden más
de la hibridación entre humanos modernos y neandertales que
directamente de los denisovanos.
Pero
el estudio aporta otras informaciones sorprendentes. Como por ejemplo
que la niña (o niño) cuyo genoma fue secuenciado lleva alelos que
en los humanos modernos se relacionan con unapiel y cabello
oscuros y con ojos marrones. «Es muy probable que fuesen de piel
oscura. Realmente es lo único que podemos decir sobre su aspecto. Lo
cierto es que del estudio del genoma apenas se pueden deducir
características de cómo era de apariencia», dijo Pääbo.
Los
investigadores elaboraron también una lista con los cambios
ocurridos en el genoma humano desde su separación de los
denisovanos. Es decir, cambios que sólo se produjeron en el genoma
humano moderno. Y hallaron que la población inicial de
denisovanos debió de ser muy pequeña, aunque creció muy
rápidamente y se extendió por una buena parte del mundo. «La
diversidad genética de los denisovanos era, al parecer, muy inferior
a la de los humanos modernos», aclaró Matthias Meyer, que
desarrolló la técnica de secuenciación genética que ha permitido
llevar a cabo el estudio.
El
hallazgo, por último, sugiere un nuevo modelo de evolución humana,
basado no en una, sino en múltiples y sucesivas salidas de
África, lo que implica una complejidad mucho mayor de lo que se
creía hasta ahora.”
Texto:
José Manuel Nieves. ABC del 30/08/2012.
Foto:
Max Planck Institute
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