Siempre envidié a Quasimodo porque, cerradas las puertas del templo tras el último acto público de contacto con la divinidad, quedaba para él toda una catedral gótica con sus luces sombras y misterios. Podía participar en lo que quieran que hagan las piedras, esculturas, imágenes y gárgolas cuando nosotros no estamos presentes. Los misterios de las catedrales.
Hace unas noches tuve la oportunidad de emular al triste antihéroe de Víctor Hugo y aprovechando la complicidad (por una vez de mi parte) de los duendes digitales, tomar estas imágenes de la catedral de Salamanca. Sabéis que pinchando en la foto la podéis ver en tamaño grande.
Hace unas noches tuve la oportunidad de emular al triste antihéroe de Víctor Hugo y aprovechando la complicidad (por una vez de mi parte) de los duendes digitales, tomar estas imágenes de la catedral de Salamanca. Sabéis que pinchando en la foto la podéis ver en tamaño grande.
1 comentario:
QUasimodo tenía que sentir una pereza a la hora de blanquear el techo...supongo q alguien tan viajero como usted ha estado en la alhambra, si no ha estado le paso fotos, tngo unas fotos buenísimas.
Publicar un comentario