MONOGRAFÍAS

15 de marzo de 2013

PINTURA RUPESTRE DEL PALEOLÍTICO: CUEVA DEL CASTILLO


Cueva del Castillo. Pinturas rupestres.

Llegaron hace 48.000 años. Era una tribu de cazadores de no más de treinta individuos, buscando un lugar donde establecerse. Un lugar resguardado de las inclemencias de un clima similar al de la Siberia de hoy, cerca de un río que proporcionase agua y pesca,
Vista actual del territorio desde la cueva.
en alto para dominar visualmente el cruce de los valles por donde era más probable el paso de manadas de bisontes, uros, caballos, ciervos… Un lugar fácilmente defendible de otros depredadores para los que ellos mismos también eran piezas de caza.

Entrada de la  cueva y excavaciones
Así encontraron la inmensa entrada de una cueva que hoy llamamos del Castillo por la fortaleza que miles de años después, durante la Edad Media, otros hombres construyeron en lo alto de la montaña que alberga la gran caverna por casi los mismos motivos que sus antepasados prehistóricos. Está situada en el actual pueblo de Puente Viesgo, en Cantabria.
Monte del Castillo
Cuando los protagonistas de nuestra historia llegaron al lugar, no eran los primeros. Anteriormente ya habían ocupado el lugar y desarrollado sus vidas y sus muertes grupos de cazadores neandertales. ¿Quizás los expulsaron violentamente? Las últimas dataciones de las pinturas indican que tal vez pudo ocurrir.

Hermilio Alcalde del Río, descubridor de la cueva
Aunque la vida de nuestra tribu transcurría en la gran entrada de la caverna, el chamán exploró su interior, buscando lugares mágicos donde expresar y desarrollar el espíritu de la comunidad. En el movimiento de los resaltes de la pared de roca calcárea producido por las  sombras vivas de su lámpara hecha con tuétano fundido y una mecha vegetal,  vio símbolos y animales totémicos, espíritus y realidades que transcendían su mundo físico. Dio vida a todo ello pintándolo: manos en negativo, puntos, líneas, bisontes, caballos… toda la carga del mundo anímico de estos hombres prehistóricos quedó plasmado en la roca. La oscuridad, la porosidad de la caliza que se impregnó de los pigmentos, la temperatura uniforme y una humedad continua hizo el milagro de que las pinturas siguiesen ahí milenios después de que la cueva hubiese sido abandonada.

Equipo de excavación de Obermaier y Werert
En 1.903 don Hermilio Alcalde del Río, director de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, descubre -redescubre, diríamos mejor- la cueva y sus pinturas. En esas fechas ya se había admitido, tras los primeros estudios de Altamira, la antigüedad de las pinturas rupestres franco-cantábricas. En 1906 se publican los resultados de sus primeras excavaciones y a partir  1910 comienza la excavación principal dirigida por H. Obermaier y P. Wernert, financiadas por el Príncipe Alberto I de Mónaco. En ellas trabajaron también científicos de la categoría de Teilhard de Chardin, N.C. Nelson o M.C Burkit. Tras estos primeros trabajos, se reanudó la excavación en los años 70, tarea que continúa en nuestros días.

Monumento a Alcalde del Río y a Alberto I de Mónaco
Aparte de la maravilla de las pinturas, la importancia de primer orden del Castillo es que los estudios estratigráficos han mostrado una ocupación humana que va desde hace 150.000 años hasta la Edad del Bronce; es decir, que nos encontramos ante las páginas de un libro que nos cuentan la historia desde el Paleolítico Superior hasta el final del Neolítico.

No está sola en la montaña la Cueva del Castillo.
Cueva de Las Monedas
 Junto a ella se encuentran las cuevas de Las Monedas, así llamada porque en ella se encontraron monedas del tiempo de los Reyes Católicos, La Pasiega y Las Chimeneas, todas ellas también con magnífica pinturas rupestres y restos de asentamientos humanos. Vienen a tener una antigüedad de entre 13.000 y 10.000 años y sus pinturas de animales ya desaparecidos, como los megaceros, trazadas en líneas de colores rojo y  negro, son espectaculares.

Afortunadamente para el curioso viajero, la Cueva del Castillo, La Pasiega y Las Monedas, se pueden visitar, aunque en grupos reducidos y previa cita, con el fin de alterar lo menos posible el ecosistema y cuidar de su conservación. Prometo que merece la pena.

Fotos realizadas por el autor. Las de las pinturas están tomadas de los paneles informativos puesto que, con toda lógica, está prohibido fotografiar las pinturas originales. Las de los personajes también han sido sacadas de los paneles. 


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