Una
ex-alumna, querida y recordada como para mí los son todas y todos
los que por mi aula pasaron, me escribe la siguiente carta:
“Hola
Daniel, he estado en la Alhambra y una guia de alli me ha despertado
el gusanillo por saber mas. Me estaba desmintiendo cosas que otros
guias me habian dicho antes y para no sentirme mas engañada me
gustaria saber algunos libros para leer sobre la alhambra,como eran
realmente las habitaciones,las costumbres de los califas,ya que
parece que he recibido una educacion sobre este tema que se aleja un
poco de la realidad.
La guia nos comento que este era un lugar exquisito donde los arabes no tenian las costumbres que creemos tenian.OJala puedas ayudarme y me acerque mas a la historia de la Alhambra y poder imaginar como se vivia en ella realmente. OJala me puedas ayudar y muchas gracias de antemano. Un saludo “
La guia nos comento que este era un lugar exquisito donde los arabes no tenian las costumbres que creemos tenian.OJala puedas ayudarme y me acerque mas a la historia de la Alhambra y poder imaginar como se vivia en ella realmente. OJala me puedas ayudar y muchas gracias de antemano. Un saludo “
El
tema que nos propone Irene es apasionante aunque necesitaríamos
mucho más espacio que el que nos da un blog para poder
desarrollarlo. Recordemos que dos grandes historiadores como Américo
Castro y Claudio Sánchez-Albornoz se pasaron la vida escribiendo, y
discutiendo ásperamente, sobre el arabismo o no arabismo de
Al-Ándalus durante los ocho siglos de su historia.
Pero
creo que la pregunta que me hacen es más sencilla: ¿cómo era la
vida cotidiana en la ciudad y en el palacio de la Alhambra durante el
periodo Nazarí?
Para
contestar y entender lo que voy a contestar tenemos que desempolvar
de prejuicios nuestros estantes de la Historia. Si empezamos por el
principio, nos tenemos que fijar en una frase de la carta de Irene:
“...los árabes no tenían las costumbres que creemos que
tenían...” Pues seguramente, pero no viene al caso porque los
nazaríes, constructores, dueños e inquilinos del palacio granadino,
no eran árabes en absoluto.
Eran andalusíes, es
decir, españoles de religión musulmana. Caso de que hubieren tenido
un antepasado que hubiese desembarcado en estas tierras con la
expedición de Tariq o de Musa ibn-Nusair, algo altamente improbable
dado que dichos ejércitos estuvieron formados por muy pocos hombres,
sus orígenes sirios o bereberes se hubiesen perdido totalmente a los
largo de ocho siglos, ocho, de matrimonios y cruces con la población
de origen hispanorromano, mayoritaria, o judía, minoritaria... sin
contar con los aportes de población normandos, francos o
centroeuropeos que también los hubo y de forma significativa.
Así
que no hablamos de árabes sino de españoles de religión musulmana
y de cultura híbrida entre oriente y occidente. Eso lo vemos en la
misma arquitectura del palacio: sus arcos de herradura son visigodos,
la estructura del Patio de los Leones es exactamente la misma que la
de las casas de campo (villae)
romanas, las decoraciones son orientales y las pinturas de la Sala de
los Reyes son góticas tardías. Olvidémonos del misterioso mundo
de Los Cuentos de la
Alhambra. Eso lo
escribió Washington Irwing, un yanki con la mente inflamada por el romanticismo de moda y que no se enteró de la misa la mitad.
No;
no era muy distinta la vida cotidiana en los salones de la Alhambra
que en la corte del rey castellano Pedro I en los Alcázares
sevillanos, o en los palacios de Enrique II (hermano de Isabel la
Católica) o en las residencias de del rey navarro Sancho el Fuerte.
No he escogido esos nombres al azar, sino que son reyes cristianos
que sabemos positivamente que tuvieron un modo de vida totalmente
andalusí. Del rey Sancho, uno de los tres reyes que participó en
la batalla de las Navas de Tolosa contra los almohades, de la que
este año se ha cumplido el 800 aniversario, se llegó a decir que se
había convertido al Islam. Y podría hablar de más: Alfonso X el
Sabio conviviendo y trabajando con sabios musulmanes y judíos o
aquella formidable doña Toda, madre del Sancho el Craso de Navarra,
que al parecer no dudó en compartir sus encantos con el califa
Abderramán III (pelirrojo de ojos azules, por cierto) para asegurar
el trono de su hijo.
Fijaos;
una de las puertas de la Alhambra es la Puerta del Vino. Su nombre
viene de que a su alrededor es donde se instalaban, ya en el siglo
XVI, los puestos de los comerciantes de los dulces vinos de Málaga o
de los vinos de la costa granadina... que, por cierto, es una bebida
alcohólica en teoría prohibida en el mundo islámico, pero no en
Al-Ándalus. Y así podría extenderme hasta el aburrimiento -si es
que no lo he hecho ya- mostrando datos y anécdotas de que las formas
de vida entre las tierras cristianas eran muy similares a las de las
tierras musulmanas y viceversa; que lo que llamamos Reconquista no
fueron sino ochos siglos de guerras y escaramuzas entre reinos
hispanos cuyo objetivo no era la supremacía de una religión sobre
otra, sino la simple rapiña y ocupación de tierras de labor y
pastos de ganadería para enriquecimiento de reyes y nobles. Y que
hoy nos seguimos comiendo los mismos gazpachos, turrones, salmorejos,
pescaítos fritos, aceitunas, corderos asados con o sin miel,
naranjas y demás que nuestros abuelos andalusíes.
Con
muy buen criterio mi alumna me pide en su carta algún libro que
aporte luz sobre el tema. Ese es el mejor camino que podemos tomar
para saber algo y aquí doy el nombre de dos libros que considero de
lectura imprescindible: uno El
manuscrito carmesí de
Antonio Gala. Todo sobre los últimos años de la vida de los
nazaríes en la Almabra está entre sus páginas, escritas con la
inmensa sensibilidad y belleza con que sabe hacerlo don Antonio. El
otro no se fija tanto en la vida palaciega como en la de la población
de los últimos años del reino de Granada; me refiero a la magnífica
novela histórica A la
sombra del granado de
Tariq Alí. Hay
muchos más, como León
el Africano de Maaluf
sin contar con los libros de historia pura y dura. Quien quiera
puede hacer su aportación en los Comentarios.
Y
por favor, olvidémonos del triste concepto de los moros y
cristianos. Nuestra convivencia como españoles de distintas culturas
y religiones durante muchos siglos va mucho más allá de lo que nos
han querido enseñar tristes mentes de oscuras ideologías.
Foto: grabado de Gustavo Doré de su obra "Viaje por España". Bajada de Internet.
Muy buen blog, tengo que felicitarte, he encontrado información bastante completa.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!La verdad es que ha sido una aportación muy interesante :)
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